lunes, 11 de octubre de 2010

Día 7 Puerto Madryn- Península Valdés. Avistaje de ballenas (Puerto pirámide), elefantes marinos ( Punta delgada) y Caleta Valdés.

Este fue un gran día.

Empezó como todas las excursiones; temprano. A las 7 am. nos embarcamos en un pequeño bus de unas 20 plazas hacía Península Valdés. Durante el viaje, nos comentaron que ese día el tiempo no acompañaba, era muy ventoso y en este clima no dejaban salir las embarcaciones. La salida a ver las ballenas comenzaba a peligrar. Nadie dijo nada, pero los ánimos se notaban, todos estábamos inquietos ya que era la atracción principal y era lo que todos esperábamos. Finalmente la embarcación pudo salir por la mañana y cambiamos de rumbo hacia Puerto Pirámide.

El camino hasta Puerto Pirámide es largo, desde puerto Madryn hay unos 120  kilómetros.

Ya en el puerto y acompañados de un fuerte y frío viento nos condujeron a la embarcación, como no, con los respectivos salvavidas a cuestas (entre cámaras, chaquetones y salvavidas casi no había manera de moverse).

Jordi se fue adelantando, avispado como es él, ya estaba pensando en coger uno de los sitios laterales para poder ver bien a los cetáceos, la verdad es que fue genial.
Una vez en la embarcación la emoción iba en aumento, mirábamos al mar con la esperanza de avistar un resoplido de ballena que fotografiar.
Durante el trayecto el guía Stephen (quilimbai.com) nos va informando sobre estos maravillosos cetáceos; la ballena franca austral, sus costumbres y el porqué de la facilidad de la caza de estos animales.

Nos explica que en la zona están aproximadamente unos seis meses. Durante este periodo se dedican exclusivamente al apareamiento. En estos meses no comen nada. Su embarazo dura unos 18 meses, vuelven a tener sus crías a esta zona en la que les dan de mamar durante unos seis meses.

La caza de la ballenas ( por suerte actualmente prohibido en esta aguas) fue muy fácil porque son unos animales muy curiosos, que se acercan a las embarcaciones, cuando mueren no se sumergen como el resto si no que flotan, lo que hace muy fácil la recogida de los cuerpos. Además, estos animales necesitan salir a la superficie para respirar.
Su respiración no es inconsciente, si no consciente, lo que requiere que el animal no pueda dormir plenamente, manteniendo despierto uno de sus hemisferios durante el descanso para regular y poder dar respuesta a la necesidad de respirar.

A los cinco minutos de navegación el guía nos informa que ve agitación y que posiblemente se hallen un par de ballenas, como es un experto ya detecta que seguramente será una hembra que está siendo cortejada por mas de un macho. No se equivocó.



Ballena franca austral

Pasado un breve tiempo, pudimos ver a las ballenas!!! Nuevamente la emoción que sentimos es indescriptible. Comienzas a ver como surge del mar unos animales enormes, con las callosidades de color blanco que las caracteriza. Los “clics” de las cámaras no cesan, es casi imposible tomar fotografías, la barca no deja de hacer un vaivén desenfrenado y muchos comienzan a marearse.
Nuestra experiencia con las barcas, buceo y neopreno nos permite disfrutar sin apenas experimentar ni un ligero mareo, todo está saliendo redondo.
Las ballenas tenían ganas de mostrarse, y llegamos a ver la esperada cola ( y a fotografiarla!!! Salían por un lado, por el otro, las tuvimos a unos dos metros de la embarcación y de nuestro lado!

El plato fuerte del avistaje se dio cuando vimos en primer plano el “coito” de las ballenas. Si, si se vio perfectamente como salía el “pene” de mas de dos metros y de un color rosado que pueden mover con la misma autonomía que nosotros un brazo y lo introduce en la ballena, fue fantástico, el guía nos dijo que era rarísimo poder ver esta escena, realmente la suerte nos acompañó durante todo el avistaje.

Después de una hora en la embarcación y con mucha pena por tener que irnos, nos dirigimos a ver los elefantes marinos en Punta Delgada, el trayecto es largo y pedregoso. Llegamos al único restaurante de la reserva, en el que pudimos comer unas muy buenas empanadas de queso y algo de verduras (aunque había carnes y pescados). El restaurante era un poco caro pero ya se sabe, no hay competencia alguna, o comes aquí o nada de nada.

Después de comer, tomas un camino justo al lado del restaurante que te lleva la playa donde están los elefantes marinos. Nada mas llegar ya se pueden oír los bramidos de estos animales ( el sonido es como de un eructo muy ruidoso y continuo).

Las vistas eran preciosas. Una gran extensión de playa con cientos de elefantes por toda ella, tumbados, bastante quietos ( en un principio parece que estén todos muertos y es por la quietud que tienen).

En seguida bajamos a la playa y nos sentamos a observar estos fantásticos animales, no había prácticamente gente así que estuvimos muy tranquilos.
El macho se distingue del resto por su magnitud, es realmente enorme. Se desplazan reptando por el suelo, como un gusano. Ver a esa mole desplazándose por la manada era realmente extraño a la par que excitante.

Elefante marino

Después de hacer muchas fotos y de observarlos con tranquilidad tomamos la carretera hasta Caleta Valdés. Aquí hay un mirador desde donde se ve la caleta  y algunos lobos marinos a lo lejos, pero nada más. Te dejan estar allí cinco minutos en el mirador para observar pero la verdad, hubiésemos preferido tenerlos en la playa con los elefantes, pero bueno, ese es el recorrido y lo cumplen si o si.

Hay que destacar que durante todo este recorrido se pueden observar muchas ovejas merino patagónicas, que tienen un largo pelaje, con el que comercian para la elaboración de la lana, maras (son unos animales parecidos a los conejos que se desplazan como los canguros), guanacos (similares a las llamas), unos similares a los avestruces y algunos mas.

Mara
El paisaje es totalmente de estepa patagónica. Matojos y arbustos de pequeño tamaño, en un clima seco y ventoso. Si se observan árboles son los cercanos a algunas estancias, que han llegado a desarrollarse porque los dueños les han dado un cuidado especial durante su crecimiento ya que el duro clima de allí no les permite desarrollarse.

El agua que utilizan estas estancias es para los animales y demás tareas ya que es salobre, para el consumo humano es necesario comprarla. Se la dispensan con cisternas. La vida es muy dura allí, realmente es como un desierto pero sin duna, solo matojos y mas matojos.

Entrada la tarde (las 18 horas aproximadamente) llegamos al hotel, agotados pero al mismo tiempo entusiasmados con todo lo que habíamos visto y experimentado ese día.

Descubrimos un pequeño restaurante cervecería en la calle 9 de Julio que se llama Mr. Jones, recomendado al cien por cien. Nos atendieron estupendamente y pudimos degustar algunas cervezas de la zona y la pasta casera.

Recomendaciones

Si no habéis contratado nada lo mejor es alquilar un coche y recorrer la Península a tu aire, aunque así puede que te pierdas algunas explicaciones interesantes de los guías. Nosotros tuvimos mucha suerte porque era un grupo muy reducido y también vas compartiendo las experiencias de viaje que han ido teniendo el resto en otros puntos del país.

Pasear hasta el muelle del puerto ya que se divisan directamente las ballenas si hay suerte.

No contratar ninguna excursión para ver la leonera de Punta Loma, mejor coger un taxi y que os espere allí, es muy pequeño, con una hora hay tiempo de sobra.

Día 6 Iguazú – Puerto Madryn

Para hacer tiempo hasta la hora de recogida decidimos hacer un largo paseo por la selva con la esperanza de poder ver algún Tucan antes de irnos hacia Puerto Madryn. No hubo suerte. El día era muy caluroso a diferencia de los anteriores así que el paseo “selvático” acabó con un buen vaso de cerveza acompañada de zumo de limón natural; excelente combinación!

Cogimos el vuelo a las 16h dirección a Buenos Aires, y después el avión de BA a Trelew. Finalmente con retrasos incluidos y turbulencias de esas que piensas “diosito diosito de esta no salimos”, llegamos A Trelew a las 23 horas, cansadísimos después de todo el día de aviones. A esto hay que añadir una hora más de trayecto desde el aeropuerto hasta Puerto Madryn.

Día 5 Iguazú – Cataratas lado Argentino

Bien entrada la mañana (las 7 am) nos acercamos a desayunar rápidamente para poder iniciar la excursión a las cataratas de Iguazú desde el lado argentino.
El buffet del hotel era delicioso, muchos platos de fruta recién cortada, cereales, yogures, zumo de naranja NATURAL y unas cinco tartas caseras de diferentes sabores, parecía que entrases en una pastelería.

En fin, con la tripa llena nos vamos en autocar a las cataratas, vemos caras conocidas de la excursión del día anterior, entre ellas la reportera Virginia!

Llegamos recién abrieron el parque, y por eso fuimos los primeros en coger el tren ecológico que te deja a pie del inicio del sendero hacia la Garganta del diablo (una suerte eso de llegar los primeros porque te permite llegar a la catarata y que no haya tanta gente, sólo los del tren).

Se inicia un sendereo metálico y de madera que va sobre el río, vas pasando por diferentes zonas, muy amplias, con mucha vegetación. Llega un momento que piensas… si, esto es muy bonito, oh que lindo (como dirían acá) pero… dónde están las cataratas?
Entonces es cuando PAM RE PAM! ves a lo lejos como la tierra engulle el agua, no acercas a ver las cataratas porque todavía estás demasiado lejos pero lo que ya ves te empieza a dejar maravillado. Los oooh se van siguiendo, y llega un momento que ni te queda respiración para poder decirlo; llegas a la GARGANTA DEL DIABLO.

Me quedé perpleja, es tanta la energía que se siente allí, tan impresionante que se vuelve indescriptible, ninguna fotografía ni video puede transmitir la emoción, la majestuosidad, la potencia y la maravilla de tal conjunto. Fue tal la impresión que me emocioné al contemplarlo.

Comencé no se porqué a recordar algunas películas en las que van saliendo cataratas, (mira tú que idiotez), como en ellas los protagonistas pasan bajo las cataratas, o cuando de repente van todos en un bote y flash ven que el tramo acaba en una cascada y todos gritan al caer…. Yo pensé ¿gritar? Lo menos sería eso, es espeluznante!!

Nos seguimos maravillando de ese paisaje durante más de una hora, y haciendo fotos, por si un día la memoria nos deja de deleitar con tan dulces recuerdos. 
No quería irme y dejar de ver este paisaje, así que después de mucho decirle a Jordi, tranquilo, hay tiempo… llegamos a coger el tren del parque corriendo, cuando ya tocaban la campana de salida y todo el mundo estaba ya sentado. De este trayecto recuerdo una imagen muy bonita (muy plástica como diría mi amigo Jesús)…delante nuestro estaba sentada una señora mayor. Llevaba el pelo corto y blanco, con esos peinados de rulos que luego se estiran y su cara mostraba el inevitable paso de los años. Pienso que era inglesa. Me dejo llevar por el pensamiento y me imagino yo llegando a su edad, viajando a otros países y lugares como este, me entristece pensar en el paso de los años. En ese mismo instante comenzaron a revolotear muchísimas mariposas amarillas alrededor del vagón, y ella sacó la mano como para que se le posara y sonreía… la imagen era dulcísima, llena de encanto y sencillez.

El parque estaba rebosante de vida, una verdadera explosión de primavera. Había mariposas por todos los rincones,  de todos los colores; hacía un día espléndido,

Cuando el tren paró iniciamos el circuito superior, en el que puedes contemplar el Salto Bosseti, Bernabé Méndez, salto Mbigua y Sanmartín. Estos saltos también son bonitos pero después de ver la Garganta del diablo todo se queda pequeño.

Después iniciamos la llamada GRAN AVENTURA. Esta consiste en un pequeño circuito por la selva en 4x4 y un viaje en bote a las cataratas. Concretamente el 4x4 es un camión tipo safari, pero “descapotado” en el cual una guía te va explicando lo mas curioso de la selva, va haciendo paradas y te enseña la vegetación mas destacada. Una información que nos pareció muy curiosa es la que nos dio sobre la palmera del palmito. En esta palmera, la que la zona comestible es la parte superior. Para poder extraerla se ha de morir la palmera y tarda muchos años en regenerarse. Además esta da frutos a otros animales y permite mantener el ecosistema, por eso es una de las especies protegidas en Argentina.
Así que ya sabéis, si tenéis que comer palmitos, fijaros en la procedencia, sólo falta aumentar más la deforestación por unos palmitos…

Una vez finalizado el trayecto en el camión, llegamos a una bajada pronunciada con muchas escaleras que nos condujo a la embarcación. Mientras esperábamos íbamos viendo como regresaba la gente; completamente mojada!! En la espera pudimos ver un par de caimanes en la orilla del río, entonces pensamos …. Espero que el bote ( o gomón como dicen por acá ) no vuelque jejeje.

Una vez llegas a la embarcación (lancha grande) te dan unas bolsas “estancas” para meter las pertenencias que no quieres que se mojen, incluidas las cámaras fotográficas.

Lo ideal es llevar un bikini, bañador o similar porque te empapas de arriba a bajo (si hace bueno, si no se puede coger frío).
La navegación se hace muy corta, no puedo decir el tiempo que dura porque no nos fijamos pero si que resulta de lo más excitante. Ver como poco a poco te vas acercando a las cataratas y te sitúas bajo ellas no tiene parangón. Al llegar a ellas todo se convierte en una gran nebulosa blanca en la que el agua te va calando por todo el cuerpo, y no puedes dejar de gritar, no por miedo, si no por la emoción que te embarga y no encuentra sitio por el que salir.
La “mojada” no penséis que es en la misma GARGANTA DEL DIABLO porque si no, no sería un baño si no que directamente pasaría de llamarse Gran supervivencia en lugar de Gran aventura.
La “mojada” es en dos cataratas, concretamente la Dos Mosqueteros y la Sanmartín, bastante grande también, nada que despreciar cuando estás bajo ella.

Cuando sales de la barca estás muy alterado, pensando en lo corto que se ha hecho el trayecto, descalzo (si no llevas chancletas), y como no, chopo de arriba a bajo. No penséis que hay un lugar para cambiarse de ropa, lo vas haciendo en la salida, bien como puedes. Si no tienes frío te esperas a llegar al restaurante que está situado aproximadamente a un quilómetro de la salida de la barca.

Después de todo esto creo que nos merecíamos un descanso pero… va a ser que no. El hotel ofrecía una salida cada tarde con un experto en pájaros y en flora, así que al llegar hicimos la excursión de aproximadamente una hora por la selva, en la que nos informó de curiosidades sobre la fauna y la flora del lugar.

Que decir de la felicidad y el agotamiento que teníamos al finalizar ese día… nada que no se pueda arreglar con un buen hidromasaje y una cenita en el hotel.