Bien entrada la mañana (las 7 am) nos acercamos a desayunar rápidamente para poder iniciar la excursión a las cataratas de Iguazú desde el lado argentino.
El buffet del hotel era delicioso, muchos platos de fruta recién cortada, cereales, yogures, zumo de naranja NATURAL y unas cinco tartas caseras de diferentes sabores, parecía que entrases en una pastelería.
En fin, con la tripa llena nos vamos en autocar a las cataratas, vemos caras conocidas de la excursión del día anterior, entre ellas la reportera Virginia!
Llegamos recién abrieron el parque, y por eso fuimos los primeros en coger el tren ecológico que te deja a pie del inicio del sendero hacia la Garganta del diablo (una suerte eso de llegar los primeros porque te permite llegar a la catarata y que no haya tanta gente, sólo los del tren).
Se inicia un sendereo metálico y de madera que va sobre el río, vas pasando por diferentes zonas, muy amplias, con mucha vegetación. Llega un momento que piensas… si, esto es muy bonito, oh que lindo (como dirían acá) pero… dónde están las cataratas?
Entonces es cuando PAM RE PAM! ves a lo lejos como la tierra engulle el agua, no acercas a ver las cataratas porque todavía estás demasiado lejos pero lo que ya ves te empieza a dejar maravillado. Los oooh se van siguiendo, y llega un momento que ni te queda respiración para poder decirlo; llegas a la GARGANTA DEL DIABLO.
Me quedé perpleja, es tanta la energía que se siente allí, tan impresionante que se vuelve indescriptible, ninguna fotografía ni video puede transmitir la emoción, la majestuosidad, la potencia y la maravilla de tal conjunto. Fue tal la impresión que me emocioné al contemplarlo.
Comencé no se porqué a recordar algunas películas en las que van saliendo cataratas, (mira tú que idiotez), como en ellas los protagonistas pasan bajo las cataratas, o cuando de repente van todos en un bote y flash ven que el tramo acaba en una cascada y todos gritan al caer…. Yo pensé ¿gritar? Lo menos sería eso, es espeluznante!!
Nos seguimos maravillando de ese paisaje durante más de una hora, y haciendo fotos, por si un día la memoria nos deja de deleitar con tan dulces recuerdos.
No quería irme y dejar de ver este paisaje, así que después de mucho decirle a Jordi, tranquilo, hay tiempo… llegamos a coger el tren del parque corriendo, cuando ya tocaban la campana de salida y todo el mundo estaba ya sentado. De este trayecto recuerdo una imagen muy bonita (muy plástica como diría mi amigo Jesús)…delante nuestro estaba sentada una señora mayor. Llevaba el pelo corto y blanco, con esos peinados de rulos que luego se estiran y su cara mostraba el inevitable paso de los años. Pienso que era inglesa. Me dejo llevar por el pensamiento y me imagino yo llegando a su edad, viajando a otros países y lugares como este, me entristece pensar en el paso de los años. En ese mismo instante comenzaron a revolotear muchísimas mariposas amarillas alrededor del vagón, y ella sacó la mano como para que se le posara y sonreía… la imagen era dulcísima, llena de encanto y sencillez.
El parque estaba rebosante de vida, una verdadera explosión de primavera. Había mariposas por todos los rincones, de todos los colores; hacía un día espléndido,
Cuando el tren paró iniciamos el circuito superior, en el que puedes contemplar el Salto Bosseti, Bernabé Méndez, salto Mbigua y Sanmartín. Estos saltos también son bonitos pero después de ver la Garganta del diablo todo se queda pequeño.
Después iniciamos la llamada GRAN AVENTURA. Esta consiste en un pequeño circuito por la selva en 4x4 y un viaje en bote a las cataratas. Concretamente el 4x4 es un camión tipo safari, pero “descapotado” en el cual una guía te va explicando lo mas curioso de la selva, va haciendo paradas y te enseña la vegetación mas destacada. Una información que nos pareció muy curiosa es la que nos dio sobre la palmera del palmito. En esta palmera, la que la zona comestible es la parte superior. Para poder extraerla se ha de morir la palmera y tarda muchos años en regenerarse. Además esta da frutos a otros animales y permite mantener el ecosistema, por eso es una de las especies protegidas en Argentina.
Así que ya sabéis, si tenéis que comer palmitos, fijaros en la procedencia, sólo falta aumentar más la deforestación por unos palmitos…
Una vez finalizado el trayecto en el camión, llegamos a una bajada pronunciada con muchas escaleras que nos condujo a la embarcación. Mientras esperábamos íbamos viendo como regresaba la gente; completamente mojada!! En la espera pudimos ver un par de caimanes en la orilla del río, entonces pensamos …. Espero que el bote ( o gomón como dicen por acá ) no vuelque jejeje.
Una vez llegas a la embarcación (lancha grande) te dan unas bolsas “estancas” para meter las pertenencias que no quieres que se mojen, incluidas las cámaras fotográficas.
Lo ideal es llevar un bikini, bañador o similar porque te empapas de arriba a bajo (si hace bueno, si no se puede coger frío).
La navegación se hace muy corta, no puedo decir el tiempo que dura porque no nos fijamos pero si que resulta de lo más excitante. Ver como poco a poco te vas acercando a las cataratas y te sitúas bajo ellas no tiene parangón. Al llegar a ellas todo se convierte en una gran nebulosa blanca en la que el agua te va calando por todo el cuerpo, y no puedes dejar de gritar, no por miedo, si no por la emoción que te embarga y no encuentra sitio por el que salir.
La “mojada” no penséis que es en la misma GARGANTA DEL DIABLO porque si no, no sería un baño si no que directamente pasaría de llamarse Gran supervivencia en lugar de Gran aventura.
La “mojada” es en dos cataratas, concretamente la Dos Mosqueteros y la Sanmartín , bastante grande también, nada que despreciar cuando estás bajo ella.
Cuando sales de la barca estás muy alterado, pensando en lo corto que se ha hecho el trayecto, descalzo (si no llevas chancletas), y como no, chopo de arriba a bajo. No penséis que hay un lugar para cambiarse de ropa, lo vas haciendo en la salida, bien como puedes. Si no tienes frío te esperas a llegar al restaurante que está situado aproximadamente a un quilómetro de la salida de la barca.
Después de todo esto creo que nos merecíamos un descanso pero… va a ser que no. El hotel ofrecía una salida cada tarde con un experto en pájaros y en flora, así que al llegar hicimos la excursión de aproximadamente una hora por la selva, en la que nos informó de curiosidades sobre la fauna y la flora del lugar.
Que decir de la felicidad y el agotamiento que teníamos al finalizar ese día… nada que no se pueda arreglar con un buen hidromasaje y una cenita en el hotel.
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